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«¿Estás loco? ¡Trae esa pistola ahora mismo!»

Una panadera de Zaramaga arrebata un arma, que era simulada, a un hostelero que encañonó a una empleada tras discutir por el finiquito

David González

Miércoles, 22 de febrero 2017, 00:29

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«Fue un acto reflejo. Ni lo pensé porque le conozco, se la quité y la guardé en el bolsillo. Luego, ya en frío, me tiembla todo». Una panadera de Zaramaga emuló ayer a los héroes de las películas al arrebatar un arma de fuego a un hostelero fuera de sí. Este hombre presuntamente encañonó, primero en su bar y después a pie de acera, a una empleada con la que discutió por el finiquito. Más tarde se comprobó que era simulada. Sólo cargaba balines.

La minorista, que conoce «bien» al espontáneo pistolero, abortó sin saberlo un posible incidente de máxima gravedad, puesto que la mayoría de las patrullas de la Ertzaintza en ese momento pasaban minutos de las diez de la mañana pisó el acelerador con la convicción de que habría tiros. Hasta se trasladó al lugar la PRI, la Patrulla de Respuesta Inmediata, una unidad de reciente creación para casos de terrorismo yihadista, incidentes con rehenes o atracos. Este grupo porta subfusiles y pistolas eléctricas Taser X26.

Fuentes consultadas por EL CORREO citan una fuerte discusión en una habitación del bar entre el encargado y la trabajadora por la cuantía definitiva de su finiquito. Algo pasó porque el responsable del local sacó un arma sin especificar que se trataba de una réplica y supuestamente amenazó a la mujer. Ésta huyó despavorida a la calle. El varón la persiguió.

Como parece ser que volvió a encañonarla, «varios» paseantes se espantaron ante su presencia. Ahí irrumpió en escena la panadera del local contiguo. La mujer, todo determinación, cogió a su vecino de comercio, le agarró y devolvió al interior del establecimiento hostelero. Lo cuenta ella misma para EL CORREO. «Le dije ¿Estás loco? Trae aquí esa pistola. Se la quité y la guardé en un bolsillo. Me volví a mi tienda y la escondí en el baño».

«La chavala» en referencia a la empleada «se refugió en la trastienda. Había gente que salió corriendo», rememora entre orgullosa por su hazaña y aún nerviosa por lo que pudo pasar. «Hasta que no han venido los agentes no he revelado el escondite».

Los patrulleros, que tomaron la calle en previsión de que fuera un atentado, un atraco a mano armada o algo parecido, arrestaron de inmediato al exaltado hostelero. Sólo al examinar la pistola requisada se comprobó que, en realidad, se trataba de una réplica de aire comprimido e inofensiva.

Dos arrestadas por hurto

El sujeto fue trasladado a la comisaría de la Ertzaintza en la calle Portal de Foronda, donde se le tomó una primera declaración y se le acusó formalmente de un presunto delito de amenazas. A lo largo de esta mañana será puesto a disposición del juzgado de guardia, Instrucción número 2.

De otro lado, efectivos de la Policía autonómica detuvieron también en la mañana de ayer a dos mujeres que operaban bajo «varias identidades» en sus movimientos por alguno comercios de la ciudad a los que accedían con intención de robar. Se les arrestó por el hurto de un par de altavoces y de una veintena de productos cosméticos en tiendas del centro El Boulevard.

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