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San Vicente se eleva en un paraje aislado.
Escapada a la 'riojilla' burgalesa

Escapada a la 'riojilla' burgalesa

Recorrido por esta comarca de la Sierra de la de Demanda con visita a un paraje desarbolado y solitario donde espera desde hace 1.500 años la iglesia de San Vicente, la única construcción civil (ahora religiosa) visigoda que ha llegado hasta nuestros días

Iñigo Muñoyerro

Viernes, 4 de septiembre 2015, 01:34

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La Riojilla es una comarca burgalesa asentada entre la Sierra de la Demanda y el río Tirón. Al Este queda Ezcaray, en La Rioja. La capital es Belorado, en otro tiempo meca del cuero, hito importante del Camino de Santiago y punto de partida para entrar en el boscoso y poco poblado Valle de San Vicente, un territorio agrícola que conforman trece pueblos. Para recorrer con pausa, casi con demora.

Pradoluengo fue renombrado por sus fábricas de paños. Las minas de manganeso de Puras de Villafranca cerraron pero son visitables. Y el tiempo se detiene en San Vicente del Valle, en las estribaciones septentrionales de la Sierra de la Demanda. Allí, en un paraje desarbolado y solitario espera desde hace 1.500 años la iglesia de San Vicente, la única construcción civil (ahora religiosa) visigoda que ha llegado hasta nuestros días.

Una joya apenas conocida y menos visitada. Un hito del arte prerrománico español, que en la Castilla septentrional parece agotarse con Quintanilla de las Viñas (Burgos) y San Juan de Baños del Cerrato (Palencia).

En tiempos del rey Recaredo

El templo está a unos 500 metros del pueblo. Un camino carretero sombreado por frutales nos lleva a un magnífico edificio de planta rectangular de una sola nave de grandes proporciones. Conserva su estructura original y una cabecera mozárabe (siglos IX-X) cuadrada orientada hacia el NE. Acumula tres épocas secuenciadas: romana, visigótica y románica. La arqueología confirma la existencia de una villa romana (siglo V). Después llegan los visigodos. La nave principal es un 'aula' -edificio civil- de este periodo, en cuya construcción emplearon elementos romanos o paleocristianos tales como estelas y tallas. El conjunto se completa con la galería levantada sobre el atrio de la edificación visigoda. La portada es románica (siglo XII) y la espadaña barroca fue levantada en 1699.

La datación no está clara. Leovigildo, rey feroz y arriano, anduvo por aquellas fechas (año 581) guerreando en Pamplona. Quizá sea de la época de su hijo Recaredo, monarca convertido al catolicismo que reinó en la transición de los siglos VI al VII.

Su interior alberga una exposición compuesta por estelas romanas y medievales, pilastras visigóticas, y arcos. También custodia los cuatro capiteles de época visigoda de las columnas de las ventanas gemelas (siglos VI-VII). Son sorprendentes por incluir rostros humanos, algo no habitual en la talla visigoda. Hay visitas guiadas y gratuitas en el verano.

San Vicente es una población hospitalaria con buenas construcciones y una buena fuente. En invierno pierde habitantes, pero por estas fechas y en las fiestas está concurrido.

Románico de Santa Columba

La pujanza de San Vicente contrasta con el cercano San Clemente del Valle (en la carretera entre Belorado y Pradoluengo). Es un pueblo rodeado de hayedos y robledales, con uno de los mejores panoramas de la Sierra de la Demanda en su vertiente norte. Tuvo un casco urbano de ordenamiento medieval apiñado alrededor de la iglesia románica de Santa Columba (siglo XI), que conserva un excelente ábside y un magnífico altar. El templo está remozado (cemento a la vista) y presenta una conservación deficiente.

En peores condiciones está el caserío. Deshabitado, inundado de jaras, zarzas y escombros, con casi todos los edificios derrumbados. Fue una de las aldeas más dinámicas del valle. En el diccionario de Madoz aparece con un censo de 419 habitantes dedicados a la ganadería y a la artesanía.

A San Clemente se sube (dos kilómetros asfaltados) de la carretera que va de Belorado a Pradoluengo, antes del desvío a Villagalijo. De vuelta a Belorado hacemos un alto en Ezquerra, un pueblo con puente donde el río Urbión se une al Tirón, y que es muy antiguo. Aparece mencionado en el siglo X, en el Cartulario de San Millán de la Cogolla. Conserva pocas casas, pero restauradas con esmero. Son de arquitectura serrana. Una buena fuente y un templo modesto en lo alto completan el paseo. Una disgresión con su nombre. Ezquerra no viene del vasco 'ezkerra', izquierda, sino de ezcarro, palabra también eusquérica, debido a la abundancia de ezcarros, un pequeño roble que tapiza las laderas de los montes del valle.

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