Borrar
Del boxeo en Euskadi a la yihad

Del boxeo en Euskadi a la yihad

El marroquí detenido en San Sebastián por su relación con el Estado Islámico fue acogido por una asociación de ayuda a emigrantes y conducido al ring en un intento de inserción

óscar b. de otálora

Martes, 17 de enero 2017, 01:28

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Mehdi Kacem, el marroquí detenido ayer como presunto miembro del Estado Islámico (EI) en San Sebastián, compaginaba el boxeo con la yihad. Llegó a Euskadi en 2013 siguiendo el itinerario de muchos de los emigrantes sin papeles que cruzan el Estrecho. Atravesó España de mezquita en mezquita, hasta que en Euskadi fue apadrinado por una asociación, Kolore Guxtiak, que intentó orientarle hacia el boxeo y los estudios. Pero también estaba en contacto con el Estado Islámico y se convirtió en una pieza clave para algunos de los movimientos con los que los yihadistas han intentado organizar masacres en Europa en los últimos meses. Según algunos expertos conocedores de la investigación, el problema que revela el caso de Mehdi Kacem es que insinúa la repetición en España de la misma atmósfera que en Francia ha supuesto que generaciones de musulmanes se radicalicen: la frustración social y la inadaptación convertidas en motor de la yihad.

 Según personas del mundo boxístico, Mehdi Kacem llegó a pensar que la lucha le podía llevar muy lejos. Sin embargo, en los tres años como púgil no salió del pequeño circuito vasco, con peleas en frontones y veladas locales y sin planes de futuro. «Era el prototipo de alguien que piensa que va a ser una leyenda pero sólo consigue lesionarse y no llega a tener ni un atisbo de carrera», han señalado a este periódico preparadores del mundo de las doce cuerdas. Las puertas que le conducían a la fama se iban cerrando mientras que las que se le abrían era la de vivir de las ayudas sociales, con trabajos ocasionales y alojado en habitaciones compartidas de un antiguo chalé de San Sebastián, donde convivía con decenas de emigrantes.

Asociación de acogida

 Y a este futuro se le unía una vida complicada. Kacem había comenzado a boxear en un cuartel de Marruecos, cuando tenía 17 años. Como él mismo reconoció a un periodista hace años, su primera incursión en el ring se frustró porque las drogas le interesaron más que el sudor y los guantes. Su madre, asustada por el rumbo que tomaba la biografía de Kacem, le mandó a España. Ya había abandonado los estudios y su horizonte era la marginalidad y la vida de vagabundo. Entonces le dijeron que en Euskadi había más oportunidades para los emigrantes y, al llegar a San Sebastián, fue acogido por la asociación Kolore Guztiak, que le volvió a llevar al gimnasio.

Los responsables de esta asociación, que ayer se negaron a atender a los medios de comunicación y no realizaron declaraciones sobre el caso, presentaban al boxeador como un modelo de integración. Compaginaba los entrenamientos con los estudios de fontanería y su entorno, dentro de la asociación de acogida a emigrantes, le jaleaba en las redes sociales cuando, por ejemplo, ganaba a los puntos en una velada celebrada en Bermeo en mayo del año pasado, en los pesos semipesados. Pero en las mismas redes sociales Mehdi Kacem ya estaba en contacto con el sectarismo y el fanatismo del Estado Islámico.

 Aunque todavía no se conocen todos los datos de la radicalización del joven marroquí en Euskadi, fuentes de las fuerzas de seguridad comparan su caso con el de jóvenes europeos, descendientes de magrebíes emigrados a Bélgica o Francia, que han acabado en el yihadismo. «En muchos casos el ascensor social se ha cerrado para ellos y contemplan en su entorno una vida que no podrán llevar. Y la propaganda en la red del Estado Islámico es muy poderosa para este tipo de personas, que ven en el fanatismo religioso una forma de redención a una vida que no llegará a las expectativas que se habían planteado».

Porque a través de las redes sociales, Mehdi Kacen estaba en contacto con el submundo del yihadismo desde 2010. En un primer momento se convertió en un reclutador y propagandista, manipulando a jóvenes de su entorno con la misma frustración que a él le había conducido al radicalismo, pero lentamente pasó a formar parte de las infraestructuras logísticas de los islamistas. Incluso su célula había recibido órdenes de comenzar a preparar atentados como el que 14 de junio causó la muertede 84 personas en Niza, atropellas por un camión de gran tonelaje conducido por un radical.

Atentados frustrados

Pero los movimientos de Mehdi Kacem se encontraba en el radar de los servicios secretos europeos. La Policía Nacional, la Dirección General de Seguridad francesa y la Dirección General de Vigilancia del Territorio de Marruecos. Las investigaciones sobre las células del Estado Islámico en Europa habían localizado el piso del boxeador en San Sebastián y habían descubierto que dos jóvenes vinculados con atentados frustrados en Francia a finales de año habían pasado por esa vivienda e incluso habían recibido dinero para desplazarse y hacer de mensajeros.

 El pasado 20 de noviembre, la policía francesa detuvo en Estrasburgo a un individuo que había pasado por el piso donostiarra de Kacem. El grupo en el que militaba tenía la orden de preparar masacres durante las Navidades en puntos emblemáticos de la capital gala. Previamente, el púgil había enviado a otro acólito a Turquía, pero esta persona fue detenida en Marruecos antes de viajar a Estambul, la puerta de entrada de los voluntarios europeos a Siria y a las filas del EI. Al joven se le había entregado una memoria portátil con información sobre el grupo yihadista que no pudo ser localizada.

La carrera de Mehdi Kacen se acabó ayer cuando unidades de élite de la Policía Nacional asaltaron la vivienda del donostiarra Paseo Maestro Arbos y procedieron a su detención. A lo largo del día, los agentes reunieron evidencias y muestras genéticas en su domicilio, en el que vivía de alquiler. Su palmarés como boxeador era sustituido por su ficha de yihadista peligroso.

 

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios