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La primavera comienza este lunes a las 11.28 horas.
Ya estamos en primavera, ¿qué tiempo traerá?

Ya estamos en primavera, ¿qué tiempo traerá?

Tenemos la sensación de que no ha habido invierno, de que no hemos sacado el paraguas... pero no es verdad. Ha sido un invierno más frío y lluvioso de lo normal, así que no tendría que haber 'consecuencias' en mayo

Yolanda Veiga

Domingo, 19 de marzo 2017, 00:24

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La sensación es que este año el invierno ha durado una semana, desde Nochevieja hasta que empezaron las rebajas, cuando las heladas desplomaron los termómetros hasta diez bajo cero en Euskadi. Pero esos días quedan lejanos, en el recuerdo próximo, los 31 grados que tuvimos hace unos días en Bizkaia. Un aperitivo de la primavera que ha llegado a las 11.28 horas de este lunes y que ha levantado las sospechas. Alguno se ha acordado del refranero: 'Cuando marzo mayea, mayo marcea', 'Las secas en marzo, son lluvias en mayo'... Y su razón tendrán los dichos... pero no es el caso.

Porque hemos tenido un invierno «normal», aunque no lo parezca. «El calor de febrero se ha compensado con el frío de enero, de manera que la media es la misma que la de cualquier año. Ha sido una estación absolutamente convencional», insiste Margarita Martín, delegada de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en el País Vasco. Y echa mano de los datos, que no saben a qué huelen las nubes pero sí cuánta luvia descargan: «La media normal de un mes de enero en Bilbao son 8,9 grados y este año hemos tenido 7 porque ha hecho mucho frío. En febrero, sin embargo, lo habitual son 9,5 grados y ha hecho 11,3 ya que ha habido mucho viento sur y muy fuerte, que es lo que provoca el calor».

Hagan la cuenta, sumen y dividan por dos y efectivamente la media es casi calcada a la de otros años, incluso algo más fría: 9,1 grados de promedio entre enero y febrero de 2017, frente a los 9,2 que es la cifra que arrojan las tablas estadísticas que se vienen haciendo desde 1947 en Aemet.

Echando un vistazo a estos setenta años de mediciones, encontramos otros inviernos similares al actual: «Todo tiene un precedente. En 1957, por ejemplo, hizo 6,9 grados de media en enero y 12,1 en febrero, una oscilación de casi seis grados, mayor que la de este año, que ha sido de cuatro. Y fenómenos parecidos se registraron en el 76, en el 77, en el 78, en el 85... Encontrar un suceso nuevo bajo el sol es casi imposible».

La semana pasada la gente estaba en la playa... ¡a principios de marzo!

Eso fue a causa de una masa de aire cálido que subió desde el Mediterráneo y dejó 25 grados en Vitoria y 29 en Bilbao. Pero a Gipuzkoa, sin embargo, no llegó. Ese mismo día que la gente estaba en la playa en Bizkaia en Irún y en Hondarribia estábamos a 16 grados, la mitad.

No fue normal...

No es excepcional. En febrero del año 90, por ejemplo, se rozaron los 27 grados en Euskadi y otro tanto en el año 60, en el 98, en el 2004...

El calor ha sido puntual, exagerado pero en general, insisten desde Aemet, no ha hecho más temperatura de la normal, «sino lo contrario». Y tampoco ha llovido poco... ha llovido mucho. «Tenemos la sensación de que apenas hemos sacado el paraguas porque el 90% de las precipitaciones se han concentrado en cinco días en enero y en otros tantos en febrero». Lo ponen en evidencia los números. «En febrero suelen caer 100 litros por metro cuadrado en Bilbao y este año han caído solo 88. Pero esta 'sequía' se ha compensado con las lluvias de enero, que han sido abundantes, hasta 183 litros en Bilbao, mientras que la media para ese mes son 109 aquí», despliegan datos desde Aemet.

La sensación sigue siendo que no hemos tenido invierno.

Sí, pero no es verdad. Parece que ha terminado hace muchas semanas porque en estas últimas no ha hecho frío, pero los promedios son matemáticos y dicen que este invierno está dentro de la normalidad en cuanto a temperatura y precipitación.

Así que no tendría por qué haber 'consecuencias' en primavera. «Cuando el invierno es más cálido de lo habitual la primavera suele ser más inestable y muy tormentosa. Pero este invierno ya ha llovido todo lo que tenía que llover». Ese es el dato, lo demás son previsiones y Margarita Martín no se atreve con ellas. «Según los pronósticos, hay un 20% de posibilidades de que tengamos una primavera más fría de lo normal, un 30% de que tengamos una estación normal y un 50% de que sea más cálida».

¿Por qué es tan díficil hacer predicciones?

En las zonas alejadas del mar es mucho más fácil acertar que en Euskadi. Aquí parte de la geografía vierte al Cantábrico y está sometida, por tanto, al influjo oceánico. Y otra zona vierte al Ebro, que es por donde sube la influencia Mediterránea. Por eso es tan complicado.

¿El lugar más difícil de la península para hacer una predicción?

Cádiz porque tiene una parte al Atlántico y otra al Mediterráneo.

Sin una predicción fiable a tan largo plazo, desde Aemet solo pueden recordar las temperaturas que solemos tener por aquí en primavera: de 10 a 17 grados de media, dependiendo del mes. «Esa es la media metemática, pero luego la realidad suele llevar la contraria. Es más probable que tengamos una primavera especialmente seca o especialmente lluviosa que una primavera normal». De momento, dice, el arranque primaveral entra dentro de la normalidad. «Vamos a tener viento norte una temporadita, así que no va a hacer mucho calor, pero tampoco frío».

¿Y la lluvia, porque la sabiduría popular dice eso de 'abril aguas mil'?

No hay reglas. Pero los datos demuestran que mientras en Bizkaia los meses más lluviosos son noviembre, diciembre, enero y febrero en Álava cae más precipitación en abril, mayo y junio.

Nuevamente advierte Margarita Martín que son datos estadísticos, no previsiones. «Eso es lo que ha hecho hasta ahora, no es lo que va a hacer este año. La información meteorológica vale un potosí porque hay un riesgo enorme de no acertar». Y una prueba, la de este mismo invierno. «En otoño la predicción es que en Euskadi íbamos a tener un invierno más cálido de lo habitual y aunque la sensación haya sido esa porque las heladas se han concentrado en unos pocos días y las lluvias han estado mal repartidas, los datos demuestran que ha sido un poquito más frío».

Si es casi imposible predecir la primavera, no digamos ya el verano. A propósito de esto se acuerda Margarita Martín de la campaña estival del año 77. «Había hecho un invierno como éste, mucho frío en enero y un febrero cálido, y aquel año no hubo verano. Tuvimos unas temperaturas tan bajas que se consideraron de primavera. Pero no hay que alarmarse, de momento la única secuencia en común de aquel 1977 con este 2017 ha sido el contraste de temperatura entre el frío de enero y el calor de febrero, nada más».

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