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El acoso se inicia a edades más tempranas y afecta ya al 13% de los niños vascos

El acoso se inicia a edades más tempranas y afecta ya al 13% de los niños vascos

Una encuesta de la UPV a 2.000 alumnos de 5º y 6º de Primaria revelaque también un 3% de los estudiantes ha sufrido ‘ciberbullying’

arantxa aldaz

Lunes, 16 de enero 2017, 01:23

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El impacto del acoso escolar en la adolescencia es ya indiscutible, con amplia documentación que así lo acredita. Pero, ¿qué pasa con los niños y niñas más jóvenes? ¿A qué edades empiezan los críos a ser víctimas de agresiones verbales, físicas o de exclusión dentro del grupo? La catedrática de Evaluación y Diagnóstico Psicológicos de la UPV/EHU Maite Garaigordobil, junto con Juan Manual Machimbarrena, miembro de su equipo de investigación, han intentado poner luz en ese pozo oscuro que es el acoso escolar, no solo el presencial; también el que se esconde para hacer daño de forma fácil y anónima a través de las tecnologías como el móvil y las redes sociales.

La idea de partida era sondear hasta qué punto el temprano acceso al ciberespacio, «con un papel cada vez más relevante como espacio de socialización y aprendizaje complementario a la escuela», podía traducirse en una amenaza para estos chavales y cuántos de ellos sufrían bullying y ciberbullying.

El foco se ha puesto en el segundo ciclo de Primaria, 5º y 6º curso, alumnos de entre 9 y 13 años. La muestra del estudio fue de 1.993 estudiantes de 25 centros (13 de la red pública y 12 de la concertada), seleccionados de forma aleatoria y representativa, lo que da mayor relevancia al resultado de la investigación.

La primera conclusión es que en el último año un 13,2% de los estudiantes entrevistados había sufrido frecuentemente conductas agresivas cara a cara, como agresiones verbales, físicas y de exclusión. La investigación también ha detectado que hay un 2,9% de alumnos que había sufrido frecuentemente conductas de ciberbullying: mensajes ofensivos e insultantes en el móvil o en el correo electrónico, llamadas anónimas que asustan y provocan miedo, ser difamado siendo objeto de información falsa o haber sido víctima del robo de una contraseña para utilizar el correo electrónico.

Además de analizar en profundidad la incidencia del acoso escolar en edades anteriores a la adolescencia, el estudio indaga en la huella física y emocional que pueden dejar los insultos, las burlas, las humillaciones, tanto en las víctimas como en sus padres. Los niños y niñas que en las entrevistas han asegurado haber sufrido algún tipo de acoso, sea cara a cara o a través del ciberespacio, manifestaron también sufrir altos niveles de estrés ante acontecimientos cotidianos, problemas académicos y conflictos familiares.

Con dolores y aislados

La investigación muestra que estas víctimas son más propicias a sufrir problemas psicosomáticos, dolores de cabeza y de estómago, por ejemplo, o también problemas de sueño, pesadillas y trastornos en la alimentación, describe Garaigordobil.

A los padres de las víctimas también se les preguntó por cómo veían a sus hijos. Sus respuestas también evidencian el poso que deja el acoso escolar. En general, son frecuentes los problemas emocionales y de conducta. Los chavales que sufren bullying y ciberbullying suelen mostrarse retraídos, inhibidos y aislados. Con tendencia a la soledad, prefieren estar solos y terminan siendo personas reservadas y poca activas, detalla la investigadora.

Otra de las consecuencias es el bajo rendimiento escolar. «La inteligencia no es el problema. Se muestran apáticos e indiferentes ante el estudio, sin motivación por el aprendizaje», continúa Garaigordobil.

Diagnosticado el problema, los expertos apelan a la prevención. La sociedad «debería controla el nivel de violencia que se expresa en televisión, internet y los videojuegos» porque refuerzan las conductas agresivas y antisociales, racistas y sexistas». En paralelo, la familia tiene un papel «primordial» de la educación. «Los padres que son modelos de empatía y conducta social positiva tienen con mayor probabilidad hijos menos violentos», explican.

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