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Dos niños en el interior de un coche.
Exigen al Parlamento vasco que se prohíba fumar en los coches donde viajen niños

Exigen al Parlamento vasco que se prohíba fumar en los coches donde viajen niños

"Se concentra una toxicidad que tarda más de dos horas en disiparse y puede provocar patologías como otitis, asma y hasta muerte súbita en bebés", alertan los expertos

isabel urrutia

Martes, 31 de marzo 2015, 00:06

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«La protección de los menores debería ser uno de los pilares más importantes de la Ley vasca de Adicciones. Y si alguien todavía no lo ve claro, que tenga presente un dato: tres de cada cuatro niños con cáncer tienen a un familiar que fuma cerca de ellos. Ahora es el momento oportuno: hay que prohibir que los adultos fumen en presencia de niños y adolescentes cuando viajan en coche», recalcaron ayer en el Parlamento de Vitoria Joseba Zabala y Arantxa Mendiguren, miembros de la Sociedad Vasco Navarra de Prevención del Tabaquismo.

Así de contundentes se mostraron los expertos -convocados por el PSE- ante la Comisión de Salud de la Cámara baja, con el fin de persuadir a los legisladores para que incluyan una enmienda en la Ley de Adicciones que incluya la proscripción del tabaco en el interior de los vehículos cuando el adulto se encuentra acompañado de un menor. «En su día, en una redacción inicial (impulsada por el Gobierno del PSE en 2011) se contemplaba la restricción de fumar en el automóvil delante de los críos -una medida pionera en España- pero más tarde se terminó suprimiendo... ¡Grave error! Y no nos vale el argumento de que se trata del consumo de una sustancia legal en un espacio privado. Y es que hay prioridades y prioridades: el humo en un automóvil puede ser de 11 a 23 veces más tóxico que en un bar o cualquier espacio cerrado. Dicho esto, la exposición forzada a un daño de ese calibre es intolerable, sobre todo cuando hablamos de niños y adolescentes», insistía ayer Zabala, médico de Salud Pública en el Ayuntamiento de Vitoria, tras su comparecencia en el Parlamento.

Los menores respiran con bocanadas más breves -«ventilan más»- y tienen una mucosa más inmadura que los adultos, de ahí que la absorción de la nicotina (y derivados) sea todavía más intensa y perjudicial. «A todo esto se suma la propia concentración del llamado humo de segunda mano -el que exhalan los fumadores-, en la medida que contiene un 85% de toda la humareda que produce el cigarro. O sea, que se inhala el 15% porque se tiene la boquilla como filtro pero luego se expulsa nada menos que el 85%». En el interior de un coche, esa concentración puede alcanzar niveles de altísima toxicidad, «ya que nos encontramos con un espacio que apenas alberga un metro cúbico de aire». El tufo se eleva a cotas difícilmente soportables para una criatura que pese, por ejemplo, entre 5 y 20 kilos.

Con la ventanilla bajada

Por si fuera poco, las 4.000 sustancias químicas -algunas cancerígenas- que contiene el humo de segunda mano no se disipan de buenas a primeras. La nube venenosa se mantiene dentro del vehículo «por un periodo de dos horas y media, incluso con la ventanilla bajada», alertó ayer Arantxa Mendiguren, directora de la Organización Sanitaria Integrada del Bajo Deba, en su comparecencia ante la Comisión de Salud. La lista de patologías infantiles que puede provocar la inhalación regular de humareda de tabaco en un coche es alarmante cuanto menos: infección del oído medio, crisis de asma, meningitis bacteriana, muerte súbita en los bebés...

«Sobran razones para seguir el ejemplo de países como Reino Unido, Holanda, parte de Canadá y EE UU, así como Chipre, que aprueban la prohibición de fumar en el coche en presencia de niños», concluyen Zabala y Mendiguren, que también defienden el veto en sociedades gastronómicas y estadios de fútbol, además de la equiparación del cigarrillo electrónico con el convencional.

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